De cara a las elecciones presidenciales de 2026, Carlos Felipe ‘PIPE’ Córdoba Larrarte se consolida como una de las figuras políticas de mayor proyección nacional, tras inscribirse oficialmente como precandidato del Partido Conservador bajo el lema “Volvamos a confiar”. Su postulación cuenta con un respaldo contundente dentro de la colectividad azul: 10 de los 15 senadores y 16 de los 27 representantes del partido en el Congreso han expresado públicamente su apoyo.

Este respaldo mayoritario marca un punto de inflexión para el conservatismo colombiano y abre paso a un proceso de renovación doctrinaria y generacional, encabezado por Córdoba Larrarte, un dirigente que ha construido su carrera con una trayectoria limpia, coherente con los principios históricos del partido fundado por Caro y Ospina.

Aunque será el Directorio Nacional el encargado de definir el mecanismo de selección del candidato único, el creciente consenso alrededor de Felipe Córdoba refleja una apuesta clara por el restablecimiento del orden, la autoridad y el rumbo institucional, en un contexto nacional marcado por la desconfianza ciudadana y la incertidumbre política.

Con una sólida formación académica, experiencia técnica y un discurso ideológicamente claro, Felipe Córdoba representa una ruptura real con las prácticas del viejo sistema político, alejándose de los cuestionamientos que han erosionado la credibilidad de la dirigencia tradicional. Su liderazgo encarna una alternativa de centro-derecha sin ambigüedades, orientada a rescatar los valores fundantes de la sociedad colombiana.

En un escenario regional y global donde el desgaste de los modelos de izquierda es evidente, Córdoba Larrarte irrumpe como una opción creíble y con vocación de mando, capaz de conectar con un electorado joven, cansado del populismo, la improvisación y el relativismo moral. Su mensaje, lejos de promesas irreales, apela al mérito, el trabajo, la institucionalidad y la nación como ejes de reconstrucción.

Felipe Córdoba no promete utopías: propone carácter, orden y renovación. Su ascenso político marca el inicio de una nueva etapa para el conservatismo y lo posiciona como uno de los nombres clave del debate presidencial de 2026.